Actualmente es invierno en Argentina (como en todo el hemisferio sur) y
la fotografía no es ajena a ello.
Es
cierto que ya no tenemos los dorados del otoño ni la fiesta de colores de la
primavera, pero cambiando la mirada, podemos descubrir maravillas. Contrariamente
a lo que se piensa, es una buena oportunidad para obtener buenas fotos.
El
frío, la nieve y la lluvia
transforman los paisajes de por sí. Los colores cambian y la luz más
difusa crea reflejos diferentes a lo que vemos durante las otras estaciones del
año. Algunas ventajas de la fotografía invernal de paisajes es que seguramente
habrá menos gente en cualquier destino y
el aire es más puro. Pero, ¿cómo aprovechamos estas condiciones tan
particulares para que nuestras fotos reflejen la maravilla de un paisaje
invernal?
Y hay algunos datos a tener en cuenta en esta época.
EL CLIMA:
Las Pilas y/o Baterías
Los componentes químicos utilizados para construir pilas son más
sensibles al frío que al calor, esto significa que a temperaturas muy bajas todas
las baterías pierden poder. Este es un
problema particularmente grave en las cámaras digitales de hoy en día que son
totalmente dependientes de energía de la batería.
Por lo tanto, si nos disponemos a utilizar nuestra cámara en un clima de
mucho frío debemos anticipar una pérdida de energía de la batería. ¿Cómo nos preparamos
para esto?
En primer lugar, manteniendo la cámara lo más caliente posible, incluso en el frío al aire libre, cerca del cuerpo, por ejemplo, debajo de nuestro abrigo. La excepción serán los breves momentos en los que estamos tomando una foto.
En primer lugar, manteniendo la cámara lo más caliente posible, incluso en el frío al aire libre, cerca del cuerpo, por ejemplo, debajo de nuestro abrigo. La excepción serán los breves momentos en los que estamos tomando una foto.
La segunda manera de prepararse para la pérdida esperada de energía de
la batería cuando se toman fotografías en clima frío es llevar baterías de
repuesto cuando salgamos al exterior. Y mantener estas piezas de repuesto cerca
de tu cuerpo también, por ejemplo, en un bolsillo en el que también se
beneficiarán del calor corporal. Entonces, si la cámara (o flash) las baterías
comienzan a fallar, podremos cambiarlas por pilas nuevas.
Abrígate tú también
Por supuesto, toda protección contra el frío para la cámara no tiene
sentido si nosotros no hacemos lo propio.
Contra el frío la mejor manera de vestirse es por capas, como las
cebollas. Esto nos permite combatir el frío de dos formas muy importantes. Las
capas nos ayudan a mantener y evitar la disipación de calor.
Una de las partes que más debemos proteger son las manos, puesto
que por su fisionomía facilitan la perdida de calor si las tenemos
descubiertas. También es importante recordar que es con las manos con lo que
manejamos la cámara, y si no tenemos buen agarre o nos tiemblan, repercutirá
negativamente sobre las fotografías.
Protege la cámara contra la condensación
Los que tenemos anteojos esto lo sabemos muy bien… si pasamos de un
entorno frío a uno cálido (y por lo general, también con mayor índice de
humedad), el empañamiento de los cristales es casi inmediato. Lo mismo pasa con
las cámaras; pero hay que añadir un agravante, en casos “extremos” la
condensación sucederá no solo externamente si no también internamente en
la cámara. Y “extremo” es algo relativo, ya que no es necesario un
cambio de temperatura muy pronunciado, simplemente brusco.
Para evitar la condensación no podemos hacer nada que garantice al 100%
un resultado fiable, pero podemos seguir una serie de pasos a fin de minimizar
hasta casi cero las posibilidades de que se empañe nuestra cámara.
Guardar la cámara en su funda con antelación a entrar en
interiores. Si no podemos evitarlo, lo haremos justo antes de entrar, pero
cuanto más tiempo esté la cámara en la bolsa, menor serán las probabilidades de
sufrir condensación, ya que la bolsa siempre aislará tanto del frío como del
brusco cambio de temperatura al pasar de exteriores a interiores. Una vez
dentro, no conviene sacar la cámara hasta pasadas un par de horas para que
pueda adaptarse a la temperatura interior de forma gradual. Si somos impacientes
y queremos ver las fotos, lo mejor es sacar la tarjeta de la cámara antes de
meterla en la bolsa.
Desde el punto
de vista artístico, también hay algunas opciones interesantes:
La lluvia
Es un problema hacer fotografías con lluvia, pero si te gusta la
fotografía macro es el momento ideal para sacar la cámara. El agua sobre el
asfalto genera reflejos, es un tiempo ideal para sacar nuevas y originales
fotografías del paisaje urbano.
En los estudios de fotografía muchas veces se usan pulverizadores de
agua para resaltar algunos objetos. La fruta, telas de araña, alimentos frescos
y elementos translucidos quedan a veces mucho mejor cuando unas gotas de agua
resaltan su color o generan brillos a contraluz. Esta técnica la encuentras de
forma natural los días de lluvia, debes aprovechar esta cualidad.
Por la noche los paisajes urbanos duplican sus posibilidades los días de
lluvia. Las luces de los coches y la publicidad luminosa se ven con destellos,
los colores se avivan y los reflejos en el suelo duplican su vistosidad.
Introducir estos reflejos en tus composiciones te ayudarán a crear excelentes
escenas y encontrarás multitud de nuevos motivos para disparar tu cámara
fotográfica.
El arco iris
Siempre es un bonito tema para capturar en otoño e invierno. No tiene
ningún misterio realizar una buena foto del arco iris, lo interesante suele ser
el panorama y la composición. Lo ideal es tener siempre el sol detrás cuando se
tome la foto.
Experimenta con las distintas distancias focales de tu objetivo. Una
toma de gran angular abarcará el arco iris entero, pero hacer zoom en un
detalle conseguirá una foto más sorprendente.
A veces el brillo del terreno es más fuerte que el del propio cielo. Tienes
que tener esto en cuenta si quieres que tus fotografías salgan con una
exposición adecuada, te puedes llevar la sorpresa de conseguir excelentes fotos
del horizonte y un cielo completamente blanco o “quemado”.
Las heladas
El hielo y la escarcha configuran el paisaje de forma sublime. Los
cristales de hielo sobre las hojas y las ramas de los árboles crean un manto
blanco y brillante digno de una buena fotografía.
Ajustar la exposición correcta para una escena cubierta casi por entero
de blanco puede ser un desafío y el resultado puede quedar subexpuesto.
Dejamos a tu criterio otras opciones que puedas descubrir relacionadas
con el invierno y que te permitan sacar buenas imágenes.
Con estos breves consejos esperamos
que el mal tiempo no sea excusa para guardar la cámara y un estímulo para
disparar mejores y diferentes fotos.
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