En Diciembre de 1975 el ingeniero Steve Sasson presentó ante sus colegas un prototipo de una cámara para “fotografía sin película” creando así la primera cámara digital de la historia. Y fue algo impactante porque empezó una revolución en la cual los viejos rollos de filme dejarían de ser relevantes para poder capturar imágenes.
En
total contraste, una falta de visión y poca capacidad para adaptarse al mercado
cambiante del siglo XXI fueron las causas del colapso de Kodak. Paradójicamente,
la primera cámara digital del mundo fue
construida en los laboratorios de investigación de Kodak, en Rochester, Nueva
York.
Este
prototipo se trataba de una construcción de varios componentes que poco tenían
que ver entre si.
Steve utilizo la lente de una cámara Super 8, un grabador de datos instrumentales a cassette, un sensor CCD (que hacía pocos años había sido inventado) y muchos, muchos cables y circuitos.
Steve utilizo la lente de una cámara Super 8, un grabador de datos instrumentales a cassette, un sensor CCD (que hacía pocos años había sido inventado) y muchos, muchos cables y circuitos.
El resultado fue la cámara tamaño tostadora que ven en la imagen que ilustra este post. Pesaba 3 kilos y medio y tenía la impresionante resolución de 0,01 megapixeles, es decir, 10.000 pixeles.
Era
una cámara que no usaba rollo para capturar imágenes inmóviles, una cámara que
podía capturar imágenes usando un CCD (dispositivo de carga acoplada) y digitalizaba
la escena capturada y guardaba la información digital en un cassette estándar.
Tardaba 23 segundos en realizar esta operación. La imagen se podía ver quitando el cassete de
la cámara y poniéndolo en un aparato personalizado que podía tomar esa
información y luego tenía que ser
colocado en otro aparato que leía la información y constaba de 100 renglones
(de 100 pixeles de alto); convertirlo a una señal de video estándar NTSC con
400 renglones que era enviada a una televisión.
Este
prototipo fue un ejercicio técnico que, debido a sus limitaciones técnicas, su
elevado peso y alto coste de fabricación, jamás salió a producción.
El
cassette la transformaba en una imagen que podía verse en un aparato de
televisión.
La
recepción del aparato por parte de los ejecutivos de Kodak fue fría, por
decirlo moderadamente. Según relata el propio Sasson, el escepticismo
prevaleció en las preguntas de los colegas en Kodak: ¿Quién habría de querer
ver sus fotos en una televisión? ¿Cómo se almacenarían las imágenes? ¿Cómo
sería un álbum fotográfico? El invento fue patentado y archivado por la
compañía, a pesar de que Sasson y sus colegas visualizaban que era factible que
en 15 o 20 años se podría llegar al público con un producto derivado del
prototipo.
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